Qué pasa muchachada. Todo en orden. Yo, aquí, como estoy, así, pleno. Hoy están separados, cada uno en la suya, como tantos otros días; y yo también, en la mía, esperando que sea mañana, que la noche pase sin sobresaltos, ni guardias de hospital. Me estoy clavando una birrita, tranca tranca, sentado, mirando las estrellas en el patio de la casa de una veterana. Lindo: cenita, ravioles a la no sé qué, malvec; saqué un nevado y la mina agarró viaje. Para qué, está con convulsiones en la cama. Que se curta. Yo aproveché para hacer una pausa, venir a fumarme un pucho, y pensar en ustedes. ¿Qué estarán haciendo? Capaz que nada, pero yo me los imagino en una gran orgia, re borrachos, bardeando, cagándose a trompadas. En fin, todo lo que me gustaría hacer a mí. Igual estoy bien. En un rato la despabilo y la clavo de arriba del ropero.
Bueno, nos vemos pronto, no hagan cagadas. Cómo decía Andrés Percivale, pórtense bien, y si no, inviten. No Perciavalle, que se llama Carlos y es humorista, sino Percivale, el único periodista argentino que estuvo en Vietnam.
Disculpen las comas. Dano Nino
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