domingo, 5 de septiembre de 2010

Estatuas por Ford Falcon.

Se están cayendo, pero no se caen. Casi que casi, pero no. Se mantienen. Quiero que se caigan de una vez. Me hincha las pelotas semejante indeterminación. ¿Qué se piensan? ¿Cuánto más pueden durar? Si fuera por mí, voy de atrás y los empujo. Las veces que estuve así, como ellos, a centímetros de piso, lamiendo puchos. Pero yo nunca hice tanto espamento. Hay que bancársela solo, que tanto ni tanto. Igual, algo tiene los guachos, algo elemental que se pierde. Los miro, los miro, y no puedo dejar de mirarlos. Hay un no sé qué que me llama. Puta que lo parió.

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